
Mi tajo es semejante a aquél del que salí.
Debo salir de nuevo, por mi propio tajo.
Debo circunscribir, contorsionarme, adelgazar
hasta moverme como una línea en tránsito.
Tirar lo que sobra. Frotar el exceso. Escupir.
Reducir mi estructura al mínimo mapa indispensable.
Entonces, cuando mi cabeza asome nuevamente,
tensando la soberanía de mis labios,
rechazaré las propuestas del circo y de las tribus.
Diré: me he parido, he cortado el cordón, emancipada,
no hay llanto que no sabe, no hay sangre previsible,
sino el insoportable rastro de mugre acumulado,
la efímera visión de un cielo de estrellas de alquiler.
Me lavaré con la lengua de una aviadora acróbata.
Beberé de la lata donde beben los perros.
Imagen: Lucio Fontana, Concetto Spaziale, Attesa, 1967.