Ahora soy la máscara ritual
que agradece la industria cosmética.
Tus hormonas morbosas se encabritan
un rato. Soy tu muñeca, tu sedosa cosita.
Qué rápido se olvida
la provisoriedad de las metamorfosis.
Del carnaval de Venecia queda el papel picado.
Sombras apresuradas
absorbidas por los ángulos de niebla.
Es como si no hubiera existido la fiesta,
sino las sobras y los platos sucios
después de despedir al último invitado.
A la hora en la que retroceden los vampiros,
ya no seré tu Marylin.
Porque en estado salvaje
me habrás corrido el rimmel,
despintado los labios,
lavado de accesorios y carnadas.
Con el pelo revuelto,
sin push-up, sin encajes,
sin sala cinematográfica a la vista,
te asomarás al abismo del aro.
Un inmisericorde rayo de sol
se posará en mis pómulos.
Advertirás mis medidas incorrectas,
mi cicatriz, mis tobillos dispares,
el mapa irreversible de mis pecas.
Se habrá fugado la pin-up.
Y tus pies tendrán que decidir.
En la foto: Scarlett Johansson.
La va a elegir igual...
ResponderEliminarBaci
cosa más espléndida...
ResponderEliminarun beso
Cuando se llega a un extremo de correr el rimel, ya da lo mismo que el otro sea tuerto o patizambo. Si no te has dado cuenta antes, cuando la vista tenía la capacidad de enfocar, despues seguro que no.
ResponderEliminarAbrazos.
Me gusta tu cosita, me gusta...
ResponderEliminarla cantidd de rimel corrido es directamente proporcional a la pasión que se ha desatado y eso es tán morboso...
ResponderEliminar¿Y como Marylin te pusiste ese vestido blanco tan célebre?.
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