Cierro la puerta con llaves y candado,
busco, empujo y arrastro
un armario contra la puerta.
Lo vi en muchas películas de terror.
Arrojo los señuelos a un cubo de basura.
Dono la ropa usada y regalo los libros
con tus notas al margen.
Todo lo que perteneció a esa época.
Pero tu imagen que vuelve no es un hacha
rompiendo la madera.
No hay una decapitación ni un rostro
que se sacude y deja de moverse
debajo de la almohada.
Esto no puede verse.
Esta trepidación, esta corriente eléctrica.
Tu recuerdo es un áspero animal
al que no atino a ponerle una correa.
Un mínimo alfiler
que perfora y derrumba
la zona anestesiada.
Imagen: Barbara Kruger, Thinking of you, 1999.
Yo sé que nadie quiere ponerle correas al recuerdo. Sólo esperamos que otro venga, y lo sujete. Beso furioso.
ResponderEliminarMANON: Dejame que le ponga cuerdas y nudos ciegos a ese maldito recuerdo que te acosa.
ResponderEliminarmuchas veces uno acude a todo para arrancarse esos dolores que perforan,pero no siempre se puede.
ResponderEliminary quedan aunque con el tiempo se convierten en fantasmas,siempre asoman.
Tu recuerdo es un áspero animal
ResponderEliminaral que no atino a ponerle una correa.
No pude describir mejor...un minimo alfiler,que con el tiempo se convierte en un puñal peligroso. Un beso Babilonia.
Recuerdos que asaltan e impregnan sus huellas.
ResponderEliminarHermoso poema. Un abrazo.