Así, sí.
Ay, así, así.
La boquita, mi amor,
cerradita.
Así. Así. Ay.
Callado, calladito.
Ay, ay ... ay.
Ay, así, así, así ...
Ay, ay...
No digas nada.
Aaaaah, aaaaaah,
ahahahaha ...
Ay, aha, aha, ay, ahhhh ...
Ah, así, sí, ahhhh, aha, ay ...
No hables.
Aha, aha, ahhhh, ay, ay, aaaaah ...
aaaaah, aaaaah, aaaaah, ahhhh, ahhhh ...
Ay, ¿por qué no te callás? eh,
eh, eh, que yo ya estaba,
yo ya estaba ahí ...
Fuck. Fuck. Fuck.
Fucking questions.
Que lo que más me gusta
es que se callen.
Cuántas veces
habrá que decírtelo
para que te enteres.
Fuck.
Esta vez no hay música. Por razones obvias. Solo el ruido de un par de patines arrojado contra la ventana del penúltimo cuarto. Y el ruido de cristales rotos. Y el crujido de los dos billetes establecidos más dos billetes adicionales (¿el precio de las palabras sobrantes?) que un hombre deja apresuradamente sobre la mesa del bar, ocultándose el rostro con las solapas de su impermeable y tropezándose al salir al desierto. Sin decir palabra. En silencio. Pero tarde. Muy tarde.
Foto: Just Loomis.
Casi atrapaste el lenguaje perfecto. Al menos, el lenguaje del amor. Mientras uno lee, te lo juro, va sientiendo, en una parte del cuerpo muy especial, unas puntaditas de goce que se mezclan con los ay! y los si, si, si!.
ResponderEliminarMmmmmmmmmmmmmm, delicioso, si.
Ah!
ResponderEliminarFuck, que se calle de una vez, que el silencio despierta más la imaginación.
Saludos.
Me estoy riendo. Igual, mejor me callo, verdad?
ResponderEliminarme da tristeza tanta soledad, tanto egoísmo,
ResponderEliminarEl sonido más humano es, sin dudas, el del vidrio roto....(me encanta el ruido de los tubos de luz cuando estallan contra el piso, e imagino que esos patines deben haber producido el mismo sonido)
Lo sentí como una escena de una obra de teatro. me gustaría saber que pasa después de los cristales rotos...
ResponderEliminarY sí, calladitos y bien calladitos...
Y que placer para el espíritu y el cuerpo este lugar donde no hay madres buenas ni santas ni tontas ingenuas.
Te dejo un saludo fraterno desde el confín austral!
¿cómo quedar callado ese hombre?
ResponderEliminar¿cómo no lanzar rugidos en medio del desierto?
cuando Rolling Jenny cumple los favores.
No es el precio
ni los billetes que sobran
es Jenny
que provoca los estruendo
tarde
muy tarde
y van a los hombres
a su tímida congoja
mientra ella lanza los patines
en busca del silencio.
Fiel Pulgar: Ay! A Jenny le faltó el mmmmmmmm. Es que le encanta la "a" (boca abiertaaaaaaa).
ResponderEliminarDear Malque: Sí, silencio, silencio en la sala. Así se dispara la imaginación, exactamente.
Cher Javi: Sí, you better, with Jenny, shut up.
Regadera Laura: ¡Gracias por la idea! (la de hacer estallar tubos fluorescentes). Ahora no nos la podemos sacar de la cabeza.
Eva-bienvenida-sobre-todo-porque-te-comiste-la-manzana-prohibida: La historia sigue. Siempre. Habrá que estar atentos. Y sí, sí, acá no hay mamitas buenas ni santas ni ingenuas. Por eso la pasamos bomba.
Dear Lumpen: Vos sabés rugir. Vos sabés lo que es un estruendo. Pero éste que lo tocó a Jenny no era de los tuyos, precisamente. ¿Le podrás enviar uno de tus recomendados, a ver si deja de estrellar patines?
Que necedad la suya de no callarse...yo lo hubiese mirado con ojos de ..."o te callas o te mato"...jajaja...la verdad es que es genial,si algo me gusta mucho es escuchar y mirar la cara cuando un concierto de esos acontece...(creo que pronto podré dejar de atarme la boca,para eso que espera en letras). A sus pies Babilonia.
ResponderEliminar