ANUDAN EL CABO DE UNA CEREZA CON LA LENGUA
26 dic 2009
EL ÚLTIMO DISPARO
Si estoy abajo, mi amor, es porque quiero.
Es mi elección. No es mi única opción.
No necesito padres misioneros.
Agito a ojos cerrados
aunque parezca inmóvil.
Tengo las llaves que encienden el motor,
soy el motor que hace girar el mundo entero.
Si digo no, la humanidad se acaba.
Nos declaro una especie en extinción.
Si digo no, no hay nada más
que hacer.
Quiebro el orden establecido
si me altero.
Es mejor que vayas con cuidado.
Mis piernas pueden ser
tu soga al cuello.
Estos tacos, tu cruz.
Estas manos, las manos
que lentamente
te inoculen el veneno.
El de la desesperación
del pescador sin red,
del general sin obús,
del consuetudinario conductor
que se quedó sin frenos.
Ay, yo te puedo estrellar
contra el árbol
de los desamparados en tu nombre,
de tus encadenados,
de tus silenciados pordioseros.
En la ruta aprendí
que hay que llevar revólver.
Soy la dueña del último disparo.
El último bang-bang me ha sido
reservado.
Habrá llevado siglos
pero en la oscuridad de esta noche de lobos
al inventario interminable de tus robos
el epitafio ("bang-bang")
se lo escribo yo.
Foto: Jeanloup Sieff
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escribes mucho mas que un epitafio.
ResponderEliminarUna pena que resulte imposible mantener este nivel mucho tiempo....
ResponderEliminarEn tanto... disfrutemos
Si está abajo, es porque quieres, como bien dices, porque bien alto disparas, Perséfone.
ResponderEliminarSin tu aquiescencia, el mundo se termina. Sigue ahí y enseña el lado oculto, lo que nadie nombra y todos conocen. Se requiere mucha sabiduría para escribir eróticamente y no caer en lo soez. Tú la tienes.
Álzate y que tus temblores de mujer lleguen a todos los oídos, no sólo los femeninos.
Enhorabuena por tu blog, tan sugerente, tan elegante. Para almas que no se esconden.
Un abrazo de amiga, no de sensualidad.
Al leerlo, me sentí poderosa.
ResponderEliminarSentí que tenía el poder en mis manos, la última bala.
Es tan cierto! La mujer es el motor que hace girar el mundo entero. UF.
Saluti
Las femmes fatales y el bang-bang de los sentidos.
ResponderEliminarQué motor inmóvil.
Un saludo.
Esplendido...
ResponderEliminarEs una belleza. Y está muy bien llevar revólver, para así, siempre tener el último disparo, o la última palabra. Precioso. Un abrazo
ResponderEliminarLlevar revolver es necesario. Pero sigo prefiriendo el tan femenino anillo de cianuro....
ResponderEliminarMaría Jesús: Pero con un epitafio alcanza y sobra, ¿no? ...
ResponderEliminarIsabel: Cuánta delicadeza y determinación en tus palabras. Merci beaucoup, Isabelle.
Ninoshka: You've got the power. Estoy tomando aliento para sumergime en tus encadenamientos visuales.
Portinari: Enséñame a disparar, mejor.
María: Te esperamos ansiosas. Nos encanta que nos enlacen.
Maia: Espléndidas, tus múltiples mujeres.
Pulgarcito (¿amigo de Roque Dalton?): A juzgar por la foto, belleza eres tú. En Babilonia no perdemos el tiempo con metáforas, cuando la verdad está a la vista. Las chicas están entusiasmadas y ven tu rostro entre las volutas de humos de sus pipas de hachís.
Laura: En Babilonia nos dejaste sin aliento (bueno, nos quedamos sin aliento a menudo, pero no precisamente porque alguien nos recuerde el letal y soberbio anillo de cianuro). ¿Era el que les gustaba a las amiguitas de Lucrecia Borgia? Laura, alimenta nuestra sedienta inspiración babilónica ...
ResponderEliminarSupongo que esto es tener la sartén por el mango...y la pistola claro...jeje
ResponderEliminarBésix
Calvarian: Regálame un calvario de los buenos, llévame al Gólgota de los herejes ¿sí?. Bésix, Asterix.
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